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Cerro Klatt-marzo 2024

La cordada en la cumbre.

El día de viernes santo, 29 de marzo, la Katy nos fue a buscar una por una a nuestros hogares (no todxs hacen eso, una grande) para partir todas juntitas para nuestra misión: llegar a La Parva e intentar llegar al cordón del Cepo ese día. Decidimos ir lo más livianas posibles, con lo justo y sin carpa para vivaquear a la luz de la luna. Subimos el tramo de La Parva en andarivel y comenzamos la bella caminata desde la Laguna Piuquenes, pasando por las lomas y vegas activas que llegan a Tres Puntas y luego al comienzo de la bajada por el Estero Las Llaretas.

Laguna Piuquenes.
Bifurcación a hacia Estero Las Llaretas.
Caminando por las vegas del sector del estero Las Llaretas.

Nos encontramos con gente en el camino, algunos bastante inquisitivos preguntando porque llevábamos tal o cual equipo u otros que nos comenzaron a seguir pensando que íbamos a Piedra Numerada (¡¡¡recuerden que seguir a la gente no garantiza que vayan donde mismo vamos, siempre estudien la ruta!!!). La bajada por el estero fue tranquilla, pasando por el famoso “bosque fosilizado”, un conjunto de rocas grandes con muchas capas que aparentan ser troncos de árbol, pero que no lo son, sino que tiene una explicación geológica (que no recuerdo).  

«Bosque Fosilizado».

Llegamos a medio día al Estero Molina o Estero Cepo, un curso de agua que nace en el Cerro El Plomo y descansamos unos minutos antes de cruzarlo y enfrentarnos al largo acarreo que nos esperaba para poder llegar al filo que sale del Cerro Cepo hacia el este y poder cruzarlo y bajar hacia la Laguna Esmeralda. Decimos evitar lo más posible el acarreo e ir remontando la quebrada misma que estaba activa y el tener agua disponible nos reconfortó todo el camino hacia arriba.

Acarreo hacia laguna Esmeralda.

Luego de una cansadora subida logramos llegar al plateu antes de subir el último acarreo para alcanzar el filo y bajar hacia la laguna en donde había un Piuquén solitario disfrutando del silencio y el atardecer. Luego de avanzar una media hora más, llegamos a la vega que se encuentra en la base del comienzo de la ruta hacia el Cerro Klatt a eso de las 6pm. El cansancio nos hizo comer rápido y meternos a los sacos para quedar zeta antes siquiera que comenzara a oscurecer.  

Laguna Esmeralda.

Al día siguiente, sábado santo, partimos con los primeros estertores de luz hacia el primer acarreo que debíamos subir para llegar a otra quebrada seca y subir un segundo acarreo hasta llegar al ancho filo que llega directo a la cumbre norte del cerro.  Luego de 3 horas más o menos llegamos a la cumbre central con una vista espectacular hacia el Plomo, el filo del Pintor, el Rio Olivares y la cordillera Ferrosa, entre otras vistas como el imponente Tupungato que se veía un poco más a lo lejos.

Acarreo hacia la cumbre.
¡Foto cumbrera!
Vista cumbrera, al centro volcán Tupungato y volcán Tupungatito.
Vista hacia río Olivares.

La meteorología nos acompañó con una mañana muy agradable, muy poco viento y un cielo azul despejado. Nos quedamos una media hora hasta que ya era hora de bajar para deshacer todo el camino de aproximación realizado en la ida. Como no alcanzábamos a llegar antes del anochecer a La Parva, vivaqueamos una noche más en Las Llaretas en compañía de otra cordada del DAV que también estaba pernoctando en el sector (una quebrada hermosa, llena de vida, donde no va nadie porque todxs la pasan de largo para seguir a Piedra Numerada).  

Vivac.

El día domingo partimos a las 8 para llegar al andarivel, bajar al auto y buscar de manera desesperada un lugar donde tener nuestro merecido brunch de domingo de resurrección. Esa comida nos resucito, claramente.  

Cordada: Carmen Nabalón, Yasna Hidalgo, Daniela Valenzuela, y Melissa Chaperon 

Carmen Nabalón
Carmen Nabalón

Miembro Ramuch

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Cerro Bismarck- marzo 2024

Buscando panorama para el feriado de Semana Santa, coincidimos nuevamente con Caro y Vicho. Luego de evaluar opciones, nos propusimos el ascenso del cerro Bismarck, clásica montaña ubicada en el Cordón del Cepo. Partimos ni tan temprano el jueves 28 hacia La Parva. La aproximación hacia Piedra Numerada nos es conocida y por tanto fue fácil mantener el ritmo. Llegamos como a las tres de la tarde a nuestro lugar de campamento

Aproximación a nuestras espaldas.

Nunca me había tocado estar en Piedra Numerada sin ninguna otra cordada, lo cual nos brindó una hermosa y apacible tarde. Nos sentamos a comer unos frutos secos y la Caro nos entretuvo harto rato con sus historias universitarias. Luego armamos la carpa y nos pusimos a cocinar los fideos y ordenar el equipo para el día siguiente. Llevamos arnés, cuerda, atc, mosquetones, cintas, cordines, un set de stoppers y un par de empotradores. Cuando oscureció, nos fuimos al sobre, Vicho en su vivac y con la Caro en la carpa. El saco del Vicho dejaba bastante que desear, pero conociéndolo estábamos tranquilos de que no iba a pasar frío. Un cuarto para las cinco sonó la alarma, momento clave para la vida de los montañistas, levantarse o levantarse. Desayunamos té, mate y pan con palta. A las seis en punto ya estábamos caminando. Cruzamos el estero y comenzamos a subir el acarreo que conduce al portezuelo del Bismarck con el Cepo. Al pie de unos farellones de roca hicimos una parada técnica para ir al baño y luego continuamos la ruta hasta el pie de la arista sur del Bismarck.

Preparando el equipo para el ascenso.
Caro con el Cerro Cepo al fondo.

Comenzamos a trepar por pasadas fáciles de roca y acarreo, hasta un lugar en el cual decidimos hacer una reunión y proteger el paso. Al principio dudamos si era conveniente escalar, o quizás rapelear para buscar una alternativa más factible. Nos convencimos de escalar y mirar qué había después. Vicho fue de primero mientras yo lo aseguraba. La escalada no era difícil pero sí bastante expuesta. Los lugares para proteger son anillas de cordín pasados por salientes de roca, no hay muchas más opciones. Nos juntamos en la segunda reunión y continuamos transitando el filo. Al poco andar, otro segmento de la ruta nos hace encordarnos nuevamente para salvar un paso delicado. Una vez superado, continuamos avanzando por el filo. Vamos a un ritmo tranquilo, poniendo mucha atención en nuestras maniobras.

Primer paso de roca.
Segundo paso de roca.

Seguimos con los trepes y al poco andar se hace necesario rapelar. Esa fue la tónica durante el resto del ascenso; escalada fácil y algo expuesta seguida de un rápel para continuar la ruta. Si mal no recuerdo fueron tres rapeles necesarios, aunque el último pensamos que se podía desescalar, pero nos fuimos a la segura, además nos servía para practicar. Luego de un par de cumbres falsas, estamos frente a la cumbre principal, a la cual se llega luego de un trepe fácil.

A pocos pasos de la cumbre del Cerro Bismarck.

Nos juntamos en la cumbre y sellamos el momento con un abrazo. Estábamos muy felices porque todo había resultado bien. La vista es privilegiada y ponemos nuestra atención en el Nevado del Plomo y el glaciar Juncal Sur. Se ve súper lejos, imponente. Nos comimos una caja de duraznos en conserva y unos plátanos fritos. Estuvimos como una hora disfrutando y decidimos bajar.

¡Foto cumbrera!
Vista al cerro Nevado del Plomo desde la cumbre del Cerro Bismarck.

Según los relatos que teníamos, existen varias alternativas para el descenso, el cual se realiza bajando hacia el oeste de la cima. Encontramos un primer rapel con cuerdas fijas que se ven en muy mal estado, pero de una longitud considerable que permitiría llegar hasta el acarreo, pero que con material propio suponía realizar al menos dos rapeles. Seguimos bajando para encontrar una línea más directa y pillamos una anilla que parecía factible. Nos asomamos y la abrupta caída nos hizo dudar. Pusimos nuestra cuerda de setenta metros y luego de lanzarla quedó colgando, sin llegar al piso. Como no sabíamos si íbamos a encontrar un lugar para realizar un segundo rapel en esa vía, decidimos irnos y buscar otra alternativa. Nos devolvimos hacia arriba, y luego de un rato hallamos un anclaje que nos permitió llegar hasta el acarreo con un solo rapel y una pequeña desescalada.

Caro en nuestro último rapel.

La bajada por el acarreo es simple, hay que seguir derecho hasta encontrar la huella que va desde Federación a Piedra Numerada. Su buen rato pateando piedras y estamos de vuelta en el campamento. Estábamos algo indecisos sobre si quedarnos una noche más o bajar de una, al final nos decidimos por esta última opción. Nos preparamos una sopa y comimos los restos de comida mientras armábamos la mochila. Empezamos a caminar nuevamente cuando ya estaba oscureciendo, por lo que al poco andar sacamos nuestras linternas. Avanzamos rápido y a las once de la noche estábamos en el auto. Vicho se durmió todo el camino mientras la Caro me hablaba para mantenerme despierto en las curvas. Llegamos a Santiago de madrugada, cansadxs y muy felices de nuestra
pequeña aventura.

Diego Valenzuela
Diego Valenzuela

Miembro Ramuch

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Historias de nuestros integrantes: Arturo Barraza

Continuando con las historias de queridos integrantes que vieron los inicios de nuestro club, en esta oportunidad tenemos el placer de compartirles el ascenso realizado a una montaña icónica de Los Alpes, el Cervino o también llamado Matterhorn. A continuación, el relato de nuestro compañero Arturo Barraza:

Ex entrenador desde la refundación de la Rama (años 90’s aproximadamente), con larga trayectoria en Ramuch y realizando hermosas ascensiones como El Teniente del Quempo (segunda ascensión), entre otras. Arturo es recordado con cariño, por las vivencias compartidas sobre todo con los miembros más emblemáticos por su antigüedad. 

“Cuando llegué a la Rama por primera vez, en abril de 1998, hablé con él y me acogió en nuestro Club, “él” es Arturo Barraza Rodríguez, conocido como El Turi, que siempre recordamos con mucho cariño. Aquí su relato de un sueño logrado, algo que desde niños nos despierta gran admiración ya sea por su forma, historia o relatos, como un ícono de la historia universal de nuestro Deporte”-Erick Vásquez Rovirosa

Arturo nos comparte su relato sobre su ascenso:
Hace unos 6 años un verano en agosto partimos con los niños, la idea fue hacer un viaje en bicicleta, trekking de montaña y finalmente a la playa. Todo fue como se esperaba, pero el solo llegar a Zermatt (Suiza) y ver esa imponente montaña, fue ya un sueño cumplido, porque cada paso por sus alrededores, y su cercanía me fue sorprendiendo cada vez más. 


El trekking a una laguna en la cual se refleja el Matterhorn nos dio las fotos y postales de las películas, esta vez solo la observé y observé, hasta que me dije, tengo que subir esa montaña, aún no era mi tiempo, solo esperar 6 años más era lo necesario. 


La vida va cambiando tan rápidamente, y el chico Nicolás que en aquel entonces llevaba en mi porta baby ya está casi por cumplir los 7 años, y los otros, Olivia de 14 años y Benjamín de 11 años. Ya los niños están más grandes y papá podría ir por las montañas deseadas. El año pasado miré muchos videos del Matterhorn, escaladas, historias, rescates, experiencias de vida, etc… ya este año en marzo me decidí. Fue fácil, miré en Internet, busqué una agencia de montaña que me pareció seria y listo, ya tenía el HörnliHütte (refugio de montaña 3260 m.s.n.m) reservado para una noche, este refugio está a 2 horas de trekking de la laguna negra o Schwarzsee, lugar al que se llega en teleférico desde Zermatt.

Caminé las 2 horas por un sendero de montaña, pero hecho también con escaleras de acero para los miles de turistas que visitan la base del Matterhorn.  A mi llegada fue todo muy claro, te registras y luego vas a tu habitación con varias camas, descansas, comes y bebes mucha agua, pues ya estás a más de 3000 m.s.n.m. La cena es puntual a las 19:30 hrs, todos los montañeros y turistas de todo el mundo conversan acerca de todo. Los guías de montaña se han reunido previamente, esta vez son 18 guías y se coordinan para salir por la madrugada, quien va en la punta y luego el resto.

La noche de descanso fue larga y corta, poco sueño y poco dormir. Ya a las 03:15 hrs me levanté para ir al baño, lavarme la cara y desayunar a las 03:30 hrs, todo dispuesto en las mesas, sólo 20 minutos de desayuno y a la fila con los guías, luego de unos minutos, 3:50 hrs partimos. 


La primera pared de unos 15 metros con cuerdas fijas para trepar y asegurado desde arriba por el guía. El corazón late muy fuerte pues no hay tiempo para que el cuerpo vaya de a poco, es intenso sin pausa, trepar, escalar, trepar y escalar por unas 2 hrs. Hay muchos fierros clavados en las rocas, son largos y estos se usan para pasar la cuerda de aseguramiento simplemente con 3 vueltas por este fierro. Toda la oscuridad desde las 04:00 hrs hasta el amanecer no permite visualizar la magnitud de las paredes escaladas si es que miras hacia abajo. Con el amanecer ya la trepa es más cómoda y los acantilados a la derecha e izquierda se aprecian mejor.

Comienza la nieve y el agua-hielo sobre la roca, los crampones son necesarios hasta llegar a la cumbre. Poner los crampones fue la primera pausa, por suerte jiji. Luego pasamos por el pequeño refugio para vivac y de ahí a la cumbre sin cesar. 

La cumbre estaba a la vista, pero lo he descrito como el Nirvana, todo el proceso desde la salida del refugio hasta la cumbre fue de tal concentración que nunca miré el reloj y ya a las 07:50 hrs ya estaba en la cumbre, pero aun en Nirvana, siempre concentrado. Hicimos las fotos y luego en la escultura de San Bernardo descansé 20 minutos. Chocolate, agua y galletas, y más fotos. Fuimos la segunda cordada en llegar, todos se felicitaban.

Y después comenzó la bajada, nuevamente la concentración es total, cada paso, cada huella delicada es la que te lleva un poquito más abajo, hielo, nieve suelta y rocas. Toda la bajada está equipada con esos fierros y son usados para descolgarse, luego el guía baja, recogemos cuerda y así, logrando la menor altura, hasta destrepar sin crampones por la roca pura y peligrosa. Las destrezas son peligrosas pues son expuestas, un error es fatal. Todo lo escalado de noche ahora se aprecia de día y se ve lo peligroso que es bajar. Las cuerdas fijas y los fierros nos ayudan en la seguridad. La huella de bajada no es tan clara, a veces se pierde, pero las huellas nos ayudan al destrepe. Mis rodillas y concentración ya están muy agotadas, pero no hay tiempo para quejas, bajar seguro y lento es lo importante. A las 11:30 hrs ya estábamos en el refugio y ahí nuevamente salí del estado Nirvana.

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Historias de nuestros integrantes: Rodrigo Soto

Como evento conmemorativo y celebratorio de los 80 años de nuestra Rama de Montaña, anunciamos que a partir de este mes de agosto estaremos publicando distintas historias de algunos de nuestros compañeros y compañeras del club. Historias de sus inicios, experiencias, anécdotas, entre otras. Son ellos quienes vieron nacer el club y de alguna u otra manera, hoy se mantienen ligados a la montaña y a la Rama. 

A continuación, la historia de nuestro compañero Rodrigo Soto:

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Primera Salida de Montaña 2020 – 29 de feb./1 de mar.

Para aún más inspiración en tiempos de cuarentena por COVID-19, les dejamos el relato del ascenso al Cerro Gastón (3.689 msnm.) en el sector de Termas de Plomo por parte de nuestr@miembr@ Francisco Figueroa, que se realizó en febrero pasado.

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Cerro Panamericano – Febrero 2020

Debido a la cuarentena por el COVID-19, tenemos que ser responsables y quedarnos en nuestros hogares. Pero eso no implica que no sigamos pensando que cerros vamos a subir cuando volvamos a la normalidad. Si no tienen alguna idea, aquí les dejamos el relato de nuestros amigues Gastón Fuentes, Scarlette Carlson y Sebastián Mejías de su ascención en febrero al Cerro Panamericano (4.500 msnm.), en el sector del paso Nieves Negras. ¡A inspirarse!

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Volcán San José – Diciembre 2019

Les dejamos el relato de la salida de 5 de nuestr@s miembr@s al Volcán San José, última salida del año recién pasado.

¡Disfrútenlo!

El San José sin duda es uno de los cerros más icónicos del cajón y es imposible no maravillarse con su imponente altura (5856 msnm), llegando a verse desde distintas partes y cumbres, lo que le genera a cualquiera el deseo de siquiera acercarse a sus pies. Este volcán fronterizo se encuentra ubicado en las nacientes del río Volcán, a 45 km al este de San José de Maipo.

Participamos de esta salida Gaby Anríquez, Vale Guevara, Juampi Cajigal, Scarlette Carlsson y Chuchú Vergara. Sin embargo, llevamos en nuestro corazón a nuestrxs compañerxs que tuvieron que bajarse de la salida <3

Partimos rumbo al cajón el día sábado 28 de diciembre, habíamos acordado juntarnos en las mercedes a las 8:30, y a las 9:20 aproximadamente comenzamos nuestra aventura. En el viaje hacia el Cabrerío nos fuimos cantando algunas canciones en francés que puso el Juampi y las mismas 5 canciones de La Oreja de Van Gogh que nos acompañarían durante todo el viaje, ya que solo alcanzamos a descargar esas antes de que se fuera la señal.

La emoción se sentía! todxs estábamos ansiosxs por los paisajes que nos esperaban, y probar la experiencia de estar a gran altura ya que algunos nunca lo habían estado. Además estábamos nerviosos porque aclimatamos solo una vez en federación algunas semanas antes, así que también íbamos a probarnos a nosotrxs mismxs.

Al llegar, a penas nos bajamos del auto se acercó un chiquillo a decirnos que los estacionamientos había que pagarlos, nosotrxs le dijimos que no teníamos idea de eso, entonces nos dijo que nos haría un precio de 4000 por los cuatro días que estaríamos (para que lo tenga en cuenta quien quiera ir en el futuro). Además nos aseveró que dejáramos la ventana del auto un poquito abajo para que no explotaran los vidrios, lo que nos pareció extremadamente curioso (no lo hicimos xd).

Partimos la caminata que se encuentra al costado del camino vehicular y nos adentramos para rodear el Morro Negro, pasado esto atravesamos el largo Valle de la Engorda hasta llegar al final donde se encuentra la quebrada en la que hay que montarse. La Chuchú que había ido hace un año atrás contaba que en esa quebrada caía una pequeña cascada, la cual este año ya no se encontraba, a lo largo del viaje nos percatamos de las consecuencias de lo seco que fue el año 2019. A pesar de lo seco, el San José nunca dejó de encantarnos con sus paisajes llenos de flora y fauna, de hecho a los pies de la quebrada logramos ver una Perdicita Cojón, y así fue como comenzamos el ascenso en el que estaríamos inmersos por 3 días.

(Volcán San José visto desde el Valle de la Engorda)
(Perdicita Cojón en el sector del Valle de la Engorda)
(Quebrada sur)
(Flora en el sector después de la quebrada)

Desde Santiago que veníamos debatiendo cómo distribuir nuestros días en cuanto a los lugares de campamento: entre equiparar el desnivel y horas de caminata entre los días, o subir lo más posible los primeros días, cosa de descansar y aclimatar el dia anterior a la cumbre. Al final optamos por la primera opción, bajo la opinión de la experiencia de Chuchú, además de las energías y tiempos que disponíamos cada dia.

El primer día estaba despejado y era uno de esos bien calurosos, considerando esto y el peso, decidimos que en el Refugio Plantat cenaríamos y rellenaríamos las botellas de agua, para luego retomar hacia el campamento que se encuentra en el sector de Las Lajas (3500 msnm) y, dependiendo de cómo nos sintiéramos, veríamos si seguíamos hasta el campamento siguiente (4.200 msnm).

El Plantat es muy ameno, el refugio es muy acogedor y las vegas que lo rodean contrastan con la aridez del cerro, dándole un aire especial. La avifauna ronda bastante el lugar, destacando el avistamiento de Chirihue Dorado, Dormilona Fraile y Cometocino de Gay. En el refugio conocimos a un caballero llamado Nelson, quien es muy agradable y dijo pasar cada año nuevo y navidad en el Plantat. También nos encontramos con algunos montañistas que venían descendiendo, y otros ascendiendo. Lamentablemente, el cuerpo de agua frente al refugio se encontraba bastante disminuido respecto del año pasado.

(Dormilona Fraile en el Plantat)
(Cuerpo de agua del refugio Plantat y vegas)

Después de cenar y descansar harto rato, subimos hasta el sector de Las Lajas donde decidimos quedarnos. Cabe señalar que el haber comido y rellenado agua en el plantat fue una buena estrategia, ya que en Las Lajas no había nada de nieve (prácticamente no había nada de nieve en el todo el cerro, solo algunos penitentes y el glaciar), había agua solo en el principio de los acarreos después de Las Lajas, después en el acarreo para comenzar a subir hasta el C1 (4200 msnm), en el C1 (la cual salía turbia) y en el campamento intermedio (4620 msnm). El atardecer fue muy bello, y en la noche se escuchaban los desprendimientos de roca a lo lejos, lo que le hacía sentir a uno su pequeñez frente al mundo.

(Flora en el sector camino hacia Las Lajas)
(Pircas en el sector de Las Lajas)

El segundo día de expedición (domingo 29), inició con buen tiempo, despejado y caluroso. Además, la Scarlette se encontró dos saltamontes dentro de su zapato lo que tomamos como buen augurio. Cabe destacar un gran misterio, el sector estaba repleto de saltamontes! aparecían en cada paso que dábamos, saltaban de un lado a otro y habían de todos los tamaños. También se veían algunas mariposas.

(Saltamontes que estaban en el zapato de la Scarlette, posiblemente apareándose)

Comenzamos a caminar a las 9:30 am hacia el Campamento Intermedio (4.620msnm). Ya habiendo llegado a los 4 mil, comenzamos a notar la altura pero nada fuera de lo normal. El terreno es muy pedregoso, pero de fácil tránsito, exceptuando claro, por la pendiente y el peso en los hombros. Es así como continuamos hasta alcanzar el Campamento 1 (4.200msnm) donde almorzamos y dormimos una siesta larga, el calor en ese entonces era bastante, y desde donde estábamos vimos unos delgados penitentes que sostenían grandes rocas, pudiendo apreciar cómo uno de ellos se deshacía, probablemente debido a las altas temperaturas que se presentaban, dando lugar a una caída de roca y dándonos oportunidad de observar el riesgo del cruce de penitentes que nos tocaba seguir. Ya retomada la caminata, nos montamos en los primeros penitentes, que en comparación a los del año anterior estaban muy disminuidos (testimonio de Chuchú). En ellos no fue necesario el uso de crampones, algunos nos maravillamos por su belleza y otros estaban nerviosos ante el peligro de los desprendimientos. Una vez cruzados, seguimos el ascenso por el lado sur de los penitentes, en donde el sendero se encuentra al pie de una ladera con rocas sueltas.

(Siesta en el C1 a los 4200 msnm)
(Penitentes camino hacia el campamento intermedio)
(Gaby abriendo camino en los acarreos hacia el campamento intermedio)

Luego de 1,5 hrs, logramos asentarnos en el Campamento Intermedio, donde estaban desarmando campamento una pareja. Él nos contaba que se apunó a los 5.600 msnm, y su polola Renata que iba muy bien a los 5.700 msnm, tuvo que bajar para que se devolvieran juntos, y dejándonos bastante en claro que tuvieron que afrontar mucho frío. También nos relató de un grupo de 3 personas que habían subido la noche anterior, logrando hacer cumbre sólo dos de ellos, porque al congelarse uno de los párpados del tercer integrante, éste debió bajar. Es así como comenzamos a discutir acerca de la hora de salida de nuestro tercer día hacia la cumbre. Si salíamos muy temprano, nos arriesgábamos a caminar sin sol muchas horas, y por tanto a bajas temperaturas, pero si iniciábamos muy tarde, el riesgo apuntaba a que la cumbre del San José se cubriera de nubes, lo que también pondría en riesgo nuestro objetivo. Las últimas luces del día nos despidieron con un hermoso atardecer y alguna que otra Dormilona Cenicienta que rondaban el campamento. La mayoría nos dormimos temprano, expectantes a lo que se vendría al día siguiente.

(Campamento Intermedio a los 4620 msnm, atrás a la derecha se ve el acarreo hacia el C2)
(Últimas luces en el Campamento Intermedio (4620 msnm))

Tercer día de expedición (lunes 30) y sonaron los despertadores cercanos a las 4 am, logrando iniciar el camino a eso de las 5:30 am. No corría viento ni estaba muy helado, por lo que las condiciones eran buenas, todos habíamos dormido bien y el primer acarreo nos esperaba. Logramos terminarlo luego de un poco más de 1 hr, ya pudiendo apagar las frontales y con una vista preciosa del amanecer en el Campamento 2 (4.800msnm). La Gaby, debido al frío en sus manos, decidió dejar sus bastones cerca del inicio del trayecto con el propósito de recogerlos al regreso de la jornada… decisión que más tarde nos daría risa por la seguridad con que lo hizo, cuando en general es una persona indecisa y habiendo existido la posibilidad de guardarlos en su mochila (xd).

A los 4.800 metros, la altura se hacía notar para la mayoría de nosotros, cada paso requería concentración, respirar, paso, respirar, paso… parar a hidratarse… obtener energía. Las perspectivas iban mutando a un horizonte cada vez más amplio, de fondos de montañas vistas ahora desde arriba, dando lugar a sensaciones nuevas, que se combinaban con emoción y cansancio, en el inconsciente de los más cansados y tal vez consciente de los más enérgicos, donde el cuidado entre nosotros eran asunto central del momento consciente.

(La vista pasado el C2)
(Pasado el C2)

Una vez en el campamento de los 5.100 msnm valoramos el acto de acampar en ese sector, y observamos el cruce del glaciar y el cono truncado que tendríamos que ascender posterior al cruce del glaciar, después de los cuales el desnivel faltante sería menor.

El llegar hacia el cruce se hizo un poco eterno, se veía al lado pero no era así. Cuando estábamos llegando hacia el cruce nos debatimos si subir más y evitar el glaciar o atravesarlo, al final decidimos lo segundo, así que nos pusimos los crampones y la chuchú fue abriendo el camino.

(Llegando al final del cruce del glaciar para empezar a ascender hacia el cono truncado)

Pasado el cruce del glaciar miramos el camino hacia el cono truncado y pensamos que no nos tomaría mucho, pues se veía corto, sin embargo esa subida fue el momento de mayor esfuerzo físico y mental de la jornada. Empezada la caminata el grupo se separó en ritmos de marcha, debido a que algunos se encontraban más afectados que otros por la altura, sin embargo, los más rápidos esperaban a los más lentos cada cierto tiempo. Después sabríamos que varios de nosotros sosteníamos el ascenso motivados por nuestrxs compañerxs, y que secretamente, estábamos a todo dar, atentos hasta qué punto era posible continuar, fue chistoso porque después hablamos sobre este momento y todxs estábamos tirando la toalla en nuestra cabeza, pero nos manteníamos caminando igual como zombies. Después de ascender al Cono Truncado la inspiración y energía volvió al cuerpo, y todo fluyó anímica y físicamente entre nosotros para alcanzar la cumbre!

Renovación de energías junto al tecito con miel! El compañerismo del grupo fue notable, sin el cual quizás varios no habríamos llegado. El buen ánimo se contagiaba. Destacó la compañía de Vale, que fue crucial para el ascenso de Gaby desde el último tercio del cono truncado (narrador de estas frases escribiendo), quien veía cómo el grupo cada vez iba más lejos y ella estaba apenas con la altura, física y anímicamente. Y también destacó el buen ánimo de Scarlette, única no afectada por la altura, inyectada de energía, y de Chuchú, quienes nos animaban a seguirlas cuando nos esperaban, transmitiéndonos alegría con sonrisas y gritos de ánimo, con una precisa, efectiva y posiblemente casual estrategia de partir inmediatamente cuando las alcanzábamos, alentándonos a seguirlas y no enfriarnos. Y Juampi, siendo veloz, esperaba y conectaba al grupo de apertura y cierre, también dando ánimos con su presencia, desde las colinas. Desde la cima del Cono truncado el viento aumentó, sin embargo para encontrarnos a los 5.600-5.700 de altura no podíamos contar con mejor tiempo! La Scarlette llevaba equipo de muestreo de bacterias y variables fisicoquímicas para su laboratorio! (en toda la subida fue tomando muestras, del glaciar, del cono truncado, del cráter, etc.). Dentro de su equipo se encontraba un termómetro con el que tomaba la temperaturas! ahí nos dábamos cuenta de la diferencia de temperatura en comparación al año pasado, la que más nos llamó la atención fue que a los 5100 msnm sin viento hacían 5 grados.
Cuando llegamos al cráter todxs estábamos como zombies menos la Scarlette, quien tomó el liderazgo y nos alentó a seguir el último tramo que quedaba, así que se fue abriendo el camino hacia la cumbre. Es probable que este haya sido el momento de más estrés para ella, ya que el camino hacia la cumbre internacional es bastante expuesto y nostrxs íbamos a penas, y nos gritaba que no nos fuéramos tan cerca del cráter a lo que obviamente ningunx escuchó, hasta que la Chuchú se cayó (no hacia el cráter por suerte :D) y de ahí nos alejamos un poco de la orilla del cráter.

Cuando llegamos a la cumbre nos abrazamos unx a unx, y admiramos lo gigantesco del cráter, lo habíamos logrado! No había ninguna sola nube en el cielo, y el viento y frío estaban bastante soportable, era como si todo se hubiese sincronizado para que ese día estuviéramos en ese lugar, así que en nuestros suspiros se oían las gracias por poder estar ahí.

(Cráter del volcán San José)

A medida que bajábamos se nos iba pasando la puna y podíamos de a poco volver a hablar normal y reírnos. De vuelta en el campamento llegamos a echarnos y no movernos más, no podíamos dejar de soltar quejidos de dolor corporal. La gaby fue la última en llegar porque no encontraba sus bastones que había dejado al comienzo del ascenso, al final lo habían tomado unos chiquillos que habían llegado ese día al Campamento Intermedio y se los devolvieron (así que no se preocupen fiscalizadores de NDR jeje). Comimos y nos dormimos al tiro, al día siguiente nos esperaba la bajada, así que acordamos que saldríamos temprano para llegar temprano a ducharnos y arreglarnos en nuestras casas para el año nuevo.

Cuarto día de expedición (martes 31) y último, como era de esperarse salimos más tarde de lo planeado. Empezamos a bajar tipo 10:50 am, la bajada fue muy tranquila, excepto por la pasada por los penitentes, pero una vez superado ese tramo, ya todo era felicidad de haber llegado a la cumbre y estar camino a nuestras casas con mucho que contar y celebrar.

(Descanso a la bajada en el sector del C1)

Llegamos a Plantat y mientras esperábamos que llegaran los que faltaban, conversamos con don Nelson que nos contaba que él creía que las condiciones que se dieron no volverían a repetirse en años, lo que nos confirmaba que estuvimos en el momento preciso. Mientras, también escribíamos en el libro de visitas.

(De vuelta con la cumbre lograda, hasta pronto San José y gracias!)

Partimos del Plantat tipo 16 pm, y llegamos a los pies de la quebrada tipo 18 pm, lo que no teníamos previsto porque se suponía que estaríamos en el CabrerÍo como a las 17 pm. Lo anterior tuvo como consecuencia que cuando nos tuvimos que enfrentar al cruce de río, cuyo caudal de ida era pequeño, ahora de vuelta fuera casi imposible pasar por lo feroz de la corriente. Al principio el único que pudo pasar fue el Juampi, e intentamos tirar rocas (el Juampi desde un lado del río y nosotras desde el otro) muy grandes y pesadas que nos costó mucho mover, y que el río se las llevaba como si nada. Estuvimos un largo rato craneando cómo pasarlo, hasta que encontramos un lugar al que podíamos saltar. Primero saltó la Vale, luego la Chuchú, después la Scarlette, y por último la Gaby, quien primero nos lanzó su mochila y después saltó ella. Superado eso, íbamos muy tarde, así que le pusimos toda nuestra energía al último tramo para llegar al Cabrerío. Cuando llegamos al auto (no le había pasado nada a las ventanas jajaja) empezamos a ordenar nuestras cosas, y de repente vimos a la Gaby correr, así que miramos y estaban la Su y la Daisy que iban a pasar año nuevo al Valle de la Engorda, fuimos a saludarlas y conversamos un rato, después de eso, comenzamos el viaje de retorno a nuestras casitas. A medida que se anochecía se cerraba un año lleno de experiencias fantásticas, de recuerdos hermosos, y de nuevos lazos bacanes. Y obvio que a la vuelta nos fuimos escuchando y cantando La Oreja de Van Gogh, y ahora con señal también a… Chayanne.

(Casi a los pies de la quebrada, inocentes sin saber lo que nos depararía el río)
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Expedición Cerro Castillo

Les dejamos el relato de nuestro compañero Gastón Fuentes que narra la expedición a Cerro Castillo que se desarrollo entre los días 20 de diciembre del 2019 y 3 de enero del 2020.

Integrantes de la expedición:

Martina Monckeberg

Felipe Ortega

Sebastián Mejías

Alonso Fernández

Ariel Alvéstegui

Gastón Fuentes

Relato: Gastón Fuentes

Fotos:   Sebastián Mejías –  Martina Monckeberg – Gastón Fuentes

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Expedición Olivares – Ramuch 2019

Durante enero 2019, el grupo conformado por Ximena Noriega, Nicolas Álamos, Rodrigo Parra y Ariel Alvestegui, se internaron por ocho días en el gran valle de Olivares donde alcanzaron, entre otros, la cumbre del Cerro Bahamonde.

A continuación el relato completo de la expedición:

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Relato ascenso Cerro Ipar Tontorra (3623 msnm)

Durante los días 13 y 14 de julio, nuestros compañeros Gastón Fuentes, Stephano Novani, Ximena Noriega y Arturo Alvestegui, se internaron por el Estero del Ingenio hasta alcanzar el punto mas alto del Cerro Ipar Tontorra.

A continuación, el relato completo: